domingo, 1 de diciembre de 2013

Una anécdota con Fátima.

Al observar mi vida en retrospectiva la hallo sembrada de valiosos pasajes que la han moldeado y le han prestado significado, en suma me siento tranquilo, y creo haber aprendido de un buen número de  lecciones que a mi paso por esta hermosa experiencia terrenal mi Señor  ha decidido presentarme. En ocasiones las mas grandes enseñanzas vienen de vivencias con los hijos. Hoy, quiero participarles de una experiencia que tuve con mi hija mayor.
A principios de la primavera de 2006 mi familia y yo nos mudamos de la fronteriza ciudad de Tijuana en el Estado de Baja California a la ciudad de Chihuahua en el norteño Estado que lleva el mismo nombre. La razón, buscar un  desarrollo profesional a través del establecimiento de una institución educativa, a saber, el Instituto Amerivent. El establecer la escuela en Chihuahua supuso un esfuerzo extraordinario, no sólo requería de mi capacidad tanto intelectual como académica, sino también una fuerte dosis de mi creatividad y sobretodo de mi tiempo.
Cada día, salía al filo de las 8:00 am para poder estar en las instalaciones que a la postre llegarían a ser la universidad, y regresaba a casa ya entrada la noche.
Ese día, jueves dos de agosto del 2007, había sido especialmente difícil, la universidad recién había sido registrada ante la autoridad educativa, y requería un esfuerzo sobrehumano para iniciar actividades, había hablado con una cantidad importante de personas, había dado información, tramitado alguna documentación necesaria ante algunas dependencias; eran las 22:15 hrs cuando regresaba a casa, visiblemente cansado conduje por 25 min,  despues de estacionar el automovil me dispuse a entrar en nuestra vivienda, al cruzar por la sala, a media escalera veo a Minerva, se encontraba frustrada y contrariada, con un ánimo que rayaba en la desesperación alcanzo a decirme: "Fátima ha cometido una falta y no quiere aceptar su error, de hecho niega haber cometido la falta;  para poder continuar con el ejercicio necesito que acepte su culpabilidad, que reconozca sus actos y pueda sentir pesar y poder proseguir con la enseñanza. Así qué, parece ser que te toca continuar con la tarea y hablar con ella". Lo anterior echaba por tierra mis intenciones de tomar una ducha y descansar plácidamente, me acababa de endosar la responsabilidad de hablar con una preadolescente, que por lo que pude juzgar rápidamente, las últimas horas había sido sometida a un interrogatorio estresante. Me limite a quitarme el saco, pase mi brazo sobre el hombro de Fátima, que para entonces ya había notado mi presencia en casa y bajo a recibirme, nos dirigimos a su habitación, mientras nos sentábamos en su cama, le sonreí y le dije que este había sido un día maravilloso, e iba a terminar de la misma manera, y saben algo amigos? Termino de una manera maravillosa, ahora les cuento lo sucedido durante nuestra plática.
"Fátima", le dije con todo el amor con que es capaz de hablar un tierno padre a su  primogénita, "hablo 4 idiomas, el que hablo con más deficiencia es el inglés, el segundo idioma que hablo es el italiano, el idioma que hablo con relativa propiedad es el español", fue en este momento que logre captar la atención de mi hija al cien por ciento, seguramente trataba de adivinar con que locura saldría su padre esta vez, así que sólo atinó a abrir su profundos ojos cafés claro con que el cielo le había bendecido. Continué diciendo, "pero el idioma que hablo con gran fluidez, porque lo considero mi idioma materno, es el idioma de la verdad, y en la medida que aprendas a hablar este idioma, sin importar la lengua en que te comuniques con tus coterráneos, puedo asegurarte, mi querida hija, que nunca tendrás profundas diferencias con ellos. Así qué desde este momento, tu y yo, vamos a comunicarnos en el idioma de la verdad, trato?". Huelga decir que acto seguido pude platicar libremente con ella de aquella pequeña travesura de la que una niña de 11 años temía hablar con sus padres.
Quise compartir con ustedes esta experiencia porque como hijo de esta hermosa nación, nunca podré olvidar que mi objetivo fundamental es, engrandecerla con actos nobles, se entiende que una de las necesidades más imperiosas en el ser humano es sin duda, la necesidad de trascender, el ser humano trasciende, dicen algunos, a través de la siembra de un árbol, algunos más recomiendan escribir un libro, quizá otros sueñan con hacer grandes obras mediante las cuales se les recuerde, otros más, tal vez un tanto más limitados, se concentren en rayar paredes ajenas, y no es que tengan algun mal sentimiento contra el dueño de la vivienda, más bien tienen el deseo de satisfacer esa necesidad y de decir al mundo que también ellos están ahí, y se les tome en cuenta. Pero sin duda la manera más noble de trascender es a través de los hijos, no obstante, la tarea no sólo se reduce a procrearlos, sino a saber educarlos y colocarlos en la trayectoria correcta, a fin de que alcancen la estatura espiritual e intelectual a la que han sido preordenados.
Estadísticas muestran un incremento importante en el número de habitantes del planeta, aunque en realidad deberíamos preocuparnos por que cada uno de los ciudadanos condujera su vida con verdad y entereza.
Mi invitación a usted amiga, mi petición a usted amigo, es que sean agradecidos con la naturaleza por lo mucho que nos da,
sean inteligentes, y desarrollen sus talentos a fin de trascender como espíritus valiosos,
Sean limpios, procuren mantener sus manos limpias de actos que los reducirán al cautiverio, ningún hecho ilícito es digno de ser admirado, una acción reprobable no debe ser emulada, antes, es digna de conmiseración.
Sean humildes, todo aquello con lo que el Gran Arquitecto del Universo les bendiga debe ser para el beneficio de usted y de quienes le rodean.
Sean dedicados, trabajen con ahínco y entrega todos los días de su vida,  embarquese en obras justas, dedíquense a esculpir su propia imagen, antes que tratar de ver errores en el de enfrente, labren día a día su propia escultura, nunca ha sido un buen negocio justificar fallas propias en errores ajenos, y menos, ocultar sus equívocos, la vida siempre se encarga de mostrar lo mejor que tenemos y evidenciar aquello que a nuestro parecer debe permanecer oculto y evitarnos vergüenzas.
Le invito a que engrandezca con actos nobles su nación, le conmino a que ofrende a su patria hijos honestos, trabajadores y entregados al crecimiento humano. Y si usted es aún joven y no tiene hijos, esta aún a tiempo de prepararse, porque a un hijo se le educa 20 años antes de que nazca.
Amigos, expresar gratitud a quienes nos han precedido en el tiempo es cortés y honorable, el actuar con gratitud es generoso y noble, además que nos permite trascender, pero el vivir siempre con gratitud en el corazón,  enseñar este principio a la siguiente generación, no solo es trascender, es ACARICIAR EL CIELO!

1 comentario: